Egipto: Mucho más que faraones

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martes, 25 de marzo de 2014

Condenan a muerte a 529 seguidores de los Hermanos Musulmanes

Da la sensación que ya responda al nombre de Mubarak, Morsi o Al Sisi, son todos el mismo perro con distinto collar. Unos con el verde militar, otros ataviados con lo que ellos consideran la verdadera interpretación de una religión, lo cierto es que todos están atados por las ansias de poder, vamos, lo que en mi tierra se llama 'sacar tajada' y a cualquier precio. Y si para ello hay que disparar, encarcelar, torturar y condenar a muerte, pues se hace y ya.

Si a Morsi no le tembló el pulso a la hora de suprimir los mismos derechos por los que fue elegido y de paso llevarse por delante la vida de varios manifestantes con una fuerte represión, ahora le toca el turno a Al Sisi, que va por el mismo camino de la dictadura que implantaban sus antecesores en esto que intentaba ser el comienzo de la democracia en Egipto. Les dejo la última noticia, parte de ella ha salido publicada hoy en El Informador, aunque aquí dejaremos de lado la figura del editor para publicarla entera.

Sentencia histórica y exprés en Egipto. 529 seguidores de la cofradía islámica de los Hermanos Musulmanes 147 ha podido acudir a la vista que ha anunciado un destino que podrá ser apelado. El resto está en libertad o prófugo de la justicia, según señala el portal informativo Aswat Masriya.
han sido hoy condenados a muerte. De ellos,

La condena, donde sólo han sido absueltos 16 personas, es histórica en el país y ha suscitado críticas internas y externas no solo por su brutal decisión sino también por la forma en que se ha llevado a cabo.

A los condenados se les señala como protagonistas de los violentos disturbios en la provincia de Mynia tras el sangriento desmantelamiento de las acampadas a favor del depuesto Mohamed Morsi en las plazas de Rabea el Adauiya y Nahda en El Cairo el 14 de agosto de 2013. También se les acusa del asesinato de subcomisario de Matai, el intento de asesinato de otros dos mandos policiales, destrozo del mobiliario público, entre otros de iglesias, la quema de una comisaría, la incautación de armas y la alteración del orden público.

‘Un proceso irregular’

El juicio y la rápida sentencia no han tardado en levantar críticas nacional e internacionalmente ya que se le acusa de graves anomalías. En primer lugar, el proceso presidido por el juez Said Yusef comenzó el pasado sábado y ayer lunes se dictaba sentencia en tiempo récord. Además, según denunciaron varios de estos letrados defensores y Tarek Fauda, vicepresidente del colegio de abogados de la provincia de Minia, el proceso es altamente ‘irregular’, ya que varios de los letrados no pudieron entrar en el juicio ni se pudo escuchar las apelaciones de los acusados.

“Cuando el juicio empezó el sábado, y era solo una sesión procesal, el juez no escuchó a ninguno de los abogados o testigos. Y ni tan siquiera llamó a los acusados. Estamos delante de un grupo de matones, no de una judicatura”, declaró a la agencia Reuters Walid, familiar de uno de los procesados.

Por su parte, el director de la Red Árabe de Información sobre los Derechos Humanos, el abogado Gamal Eid, ha descrito el veredicto de este lunes como “un desastre” y un “escándalo para Egipto”. “Incluso aunque sean juzgados en ausencia, no pueden condenar a 529 acusados a pena de muerte en tres días”, ha subrayado Eid.

Los Hermanos Musulmanes ya han anunciado que recurrirá este fallo que tachan de “impactante”. Para la cofradía, esto es un ejemplo más del “estado de dictadura militar en el que se encuentra Egipto”, tal y como lo ha definido el portavoz de los Hermanos Musulmanes en Londres, Abdullah el-Haddad.

Ahora, siguiendo los pasos que marca la nueva Constitución, la documentación de los acusados serán trasladas para su análisis a la oficina del Gran Mufti Shauqi Alam, autoridad nacional en edictos religiosos, para que sea ratificada o rechazada.

Según analistas, si bien no es raro que en Egipto se dicten sentencias de muerte, en los últimos años son pocas las que se han cumplido.


lunes, 24 de marzo de 2014

Madrid

Sueño que camino por tus entrañas. Que descubro las sorpresas de los rincones que ya creía memorizados. Que me asomo otra vez por los  resquicios de tus diferentes mundos. Hoy he vuelto a soñar que caminaba escuchando tus ruidos, esos tan tuyos, que ya no encuentro. Ruidos hoy hechos gritos de aquellos que se han quedado a luchar por tu futuro.

Y es entonces cuando tengo ganas de echar la culpa a los demás y maldecir que ahora esté lejos de ti. Pero sería engañarme. En realidad me maldigo a mi, que he huido con un 'hasta luego' aunque el luego cada vez es más lejano, cuando ahora parece que ya sólo pasearé por tus calles de visita.

El miedo a no encontrar un futuro entre tus fronteras, el querer ser aquello que siempre había querido, el pensar que ya no podría no pesan nada al lado de la culpa de haberte abandonado y, sobre todo, haber abandonado a los que quería. Menuda imbécil. Buscar un futuro y no valorar el presente, lo que se tiene, es un gran fallo. Ahora, para sentirme viva sueño que camino por tus calles. Para sentirme libre, duermo esperando volver a tus rincones, pasear cuando necesite -menuda quimera ahora- volviendo a repasar las hojas de tus libros, tu cultura, tu lucha, tus paseos, tus árboles, tus edificios. Ahora, para quitarme la careta, para volver a reconocerme, espero que Morfeo me lleve otra vez a Madrid.

miércoles, 15 de enero de 2014

El referéndum constitucional mide el apoyo a las aspiraciones presidenciales de Al Sisi

Mucho tiempo sin publicar por aquí entre las clases de árabe y demás. Pero aquí os dejo mi reportaje sobre la votación del referéndum constitucional egipcio, más un referéndum a Al Sisi que a la propia Constitución.


Aunque es poco amigo de las declaraciones a la prensa, esta semana  Abdel Fatah Al-Sisi -idolatrado para muchos al quitar del poder a Morsi, vilipendiado por aquellos que apoyan al ex presidente de la Cofradía Musulmana- ha entrado de lleno en el debate constitucional.

A tres días del referéndum, Al Sisi pedía un apoyo masivo “a la nueva Constitución, el primer paso de la hoja de ruta marcada para devolver la tranquilidad y democracia al país”; apoyo que si realmente resulta mayoritario podría ser la última hoja a favor de la margarita que deshoja el general para presentarse a las elecciones presidenciales.

Hoy, a las puertas de los colegios electorales y entre soldados apostados con metralleta y policías que cacheaban a todo aquel que quería ejercer su derecho a voto, no sólo se decidía sobre la Constitución, para muchos un paso secundario en su idea del futuro egipcio. Hoy simplemente se presenciaba un nuevo pulso entre simpatizantes de los Hermanos Musulmanes o de Al Sisi.

A las 9 de la mañana las colas de muchos colegios daban la vuelta a la manzana. La amenaza de multa por no ir a votar y las facilidades para hacerlo –como el metro gratis durante las dos jornadas- se alejaba de las imágenes de hace un año, cuando sólo acudió un 32,9% a la votación de la constitución de la Hermandad, de los que un 68% mostró su acuerdo.

En esta ocasión 53 millones de egipcios están llamados a las urnas en dos jornadas que contarán con más de 36.000 efectivos, entre policía y ejército, desplegados para “ocuparse de la seguridad de los votantes”; algo que no ha impedido la muerte de 11 personas, entre ellos un niño de 14 años, a lo largo del país entre choques con la policía, votantes ametrallados y dos por causas naturales.

Muchos de ellos no se han olvidado en casa las canciones que inundan televisiones públicas y radios loando las bondades del ejército. Tampoco los carteles que comparan a Al Sisi con el mítico Nasser o el asesinado Sadat.

Estoy aquí para apoyar a la Constitución y para apoyar a Al Sisi. Voto a favor de la Constitución, a favor de la estabilidad de mi país y el amor a mi patria”, gritaba Mohamed Galal, de 45 años a las puertas de uno de los colegios de barrio de la Isla de Roda, en la Cornisa del Nilo. Ataviado con su bata de carnicero, encima de un taburete y coreado por decenas de votantes no para de animar a la gente al grito de ‘Al Sisi presidente’.


Gamal se sincera contando que no ha leído la Constitución porque es analfabeto, pero que no se ha perdido programa que hable y explique sus artículos. Pero el no saber leer, como le sucede a no pocos egipcios, no es según explica Gamal un impedimento para tener una visión clara en un país tremendamente politizado. “Yo apoyo a mi ejército, ese en el que he servido yo, antes mi abuelo y mi padre, y en el que lo hará mi hijo. Es el ejército el que está aquí o en el Sinaí luchando contra los terroristas y arriesgándose cuando los Hermanos Criminales [se refiere a los Hermanos Musulmanes] ponen como hoy bombas en los colegios”, señala.

La primera bomba de la que habla se producía poco antes de la apertura de la jornada delante de uno de los tribunales de justicia del distrito de Giza. A ella seguirían desactivaciones de más bombas en el Delta del Nilo y disturbios por todo el país. “No tenemos nada de miedo, aquí estoy yo, mis hijos y mis hermanos para dar la última gota de nuestra sangre por nuestro país”, comenta Marfat Abdalá, de 54 años, a las puertas de uno de los colegios precisamente de Giza.

Vestida con el clásico niqab negro [prenda con la que sólo se ven los ojos de la mujer], se le pregunta por el papel del Islam en la Constitución que hoy se vota. Para los Hermanos Musulmanes, supone un claro ataque a la religión, ya que muchos de sus puntos se han eliminado o cambiado sustancialmente. “He leído la Constitución y en sus artículos viene todo lo que necesitamos. Los derechos de las mujeres, niños y discapacitados. Para el obrero y el campesino. Y respecto a la religión es todo mentira lo que dicen, incluso reparten constituciones falsas para equivocar al pueblo. La religión musulmana está en la Constitución sin necesidad de excluir a nadie, ese es el verdadero Islam, no el de la violencia. Por ello estoy confiada y tranquila con esta Constitución”, señala.

Difícil encontrar una voz disonante a las puertas de los colegios. Muchos de los simpatizantes de la Cofradía islámica han decidido no acudir a las urnas. Con otros al final ha habido disturbios y lanzamiento de piedras. Otros tantos lo hacen más por apoyo a Al Sisi que por una Constitución que muchos reconocen no haber leído, como es el caso de Hoda Mohamed, a la defensiva con los medios que pasan preguntando por los colegios por si alguno es de Al Yazeera, cadena señalada como defensora de la Hermandad y que ha sufrido la detención de varios de sus periodistas, incluido hoy con la detención de tres.

En Nasser City, cerca de la conocida plaza de Rabaa -donde se concentraron los HHMM y en la que su desalojo provocó decenas de muertos- los ánimos están más calmados. Barrio de clase alta, los votantes dicen mostrar su favor a la nueva Constitución, pues “en general es lo que necesitamos”, explica Mahmoud, de 52 años. “Es una Constitución liberal e inclusiva para todos independientemente de religión o sexo”. ¿Pero qué pasa con el poder que acumula el ejército?, se le pregunta. “Una cosa es clara, Egipto perdió el miedo. Si en el futuro hay un abuso de poder, otro y por parte de quien sea, volveremos a luchar, eso es seguro”, afirma.

Cerca, sale con dificultad por las muletas Aldel Mohasen Abdel Hady, de 60 años, ayudado por su hijo y por un policía apostado a las puertas del colegio. Tampoco le importa revelar su voto: “He votado que sí porque este paso representa la salvación de Egipto de toda la mierda que hemos tenido el año pasado”, dice sin cortarse.


No me interesa la reconciliación con los Hermanos Musulmanes, que tanto mal han hecho al país, al pueblo. Yo he sido policía y lo he sido porque amo a mi país y a mi gente, y esta gente en un año ha destruido y enfrentado a todos lo que buscan lo mismo. Si te soy sincero, me da igual que sea Al Sisi u otro el presidente y si hay artículos de la Constitución que no me gustan seguro que más adelante se podrán cambiar, pero lo importante ahora es que creo que esto es un paso hacia delante, hacía un futuro mejor”, comenta.

lunes, 28 de octubre de 2013

Objetivo: coptos

'El Informador' de México me sigue demostrando más cariño que mi propio país y me publica mi tercer reportaje, sobre cómo está viviendo la población copta los últimos sucesos que les tienen como tristes protagonistas. 

Al no poder salir entero por falta de espacio (el papel es el que manda) os dejo aquí el artículo entero. 

Las bodas en Egipto son tremendamente escandalosas. Ya sean compromisos de musulmanes o cristianos, la comitiva de familiares y amigos que festejan con fuegos artificiales y pitidos de claxon hace imposible que un transeúnte ajeno a la fiesta no se sienta un poco partícipe de la alegría de una boda.

Lo mismo se preparaba esta semana hasta que la alegría se torno en llanto. A las puertas de la iglesia de Nuestra Señora en Uarak al Hadra -famosa porque hace unos años se anunció una aparición de la Virgen- dos encapuchados en motocicleta la emprendía a disparos contra la comitiva nupcial. El resultado fue de cinco muertos, incluyendo el herido que moría el pasado jueves y a una niña de ochos años, más los 17 heridos.

El ataque a la población copta por motivos puramente religiosos no es una novedad, en especial en los últimos meses. Aunque nadie puede a día de hoy señalar a los Hermanos Musulmanes y seguidores afines como responsables de estos hechos –incluso realizaron un comunicado dando el pésame a los afectados y atacando la falta de seguridad del Estado-, lo cierto es que desde que el Papa copto Teodoro II saliera apoyando públicamente el derrocamiento de Morsi, los ataques contra esta comunidad han aumentado.

Como ejemplos, en septiembre, el obispo de Minya, provincia del Alto Egipto, salía ileso de un atentado también con disparos cuando acudía a dar el pésame en un funeral. Precisamente esta provincia es una de las más castigadas por la violencia fanática, protagonista de saqueos y destrozos en iglesias y propiedades coptas que se suman a las más de 40 iglesias quemadas y 23 robadas desde el pasado 14 de agosto.

“Somos objetivos a matar, y no sólo desde ahora, desde la época de Sadat. Esto es como un proceso acumulativo que empieza hace décadas, pero que bajo el gobierno de Morsi y ahora se ha fanatizado y acentuado. Ahora cada vez hay más niños muertos, saqueos y violencia”, explica con pesar Adel Salib, de 63 años. Él es dueño del bazar más grande del barrio copto de El Cairo, lugar conocido por turistas pues allí se esconden las iglesias más antiguas de Egipto y con más historia sagrada.

Discriminados por el gobierno de Mubarak y con un sentimiento que todos califican como de persecución bajo el de Morsi, los coptos aspiran a un futuro mejor. “En la época de Morsi teníamos mucho miedo, era una pesadilla, algunos no realizaban todos los oficios de nuestra religión por miedo”, relata comenta Croles Romani, de 20 años, tras salir de la misa de una de las iglesias más conocidas de El Cairo, la iglesia colgante.

“Los Hermanos Musulmanes  miran a los cristianos como un pueblo de idólatras que no merece respeto. Por esto nos persiguieron durante su gobierno y muchos teníamos auténtico miedo. Pero hemos rezado para que esto pasara y Dios nos ha escuchado. Ahora esperamos que la situación mejore. Después de Morsi, sus seguidores nos acusan de ser parte determinante de los que los han derrocado y por eso también nos atacan, pero siento que esto es como una prueba de Dios, así seremos más fuertes  en nuestras convicciones y, al final, estoy seguro que esto pasará también”.

Delante de todas ellas hoy se mezclan los clásicos policías turísticos con agentes especiales, parapetados en furgonetas o tras vallas metálicas. Todo ello hace obligatorio una pregunta: ¿Se sienten más seguros? Aunque a principios de mes Amnistía Internacional denunciaba la falta de seguridad que sufría esta población, parece que las cosas van mejorando de forma muy lenta, quizá demasiado lentas.

“Hay seguridad delante de las iglesias las 24 horas del día, pero si pasa algo la reacción no es tan rápida como debería. Especialmente en lo que respecta al número de efectivos. Cuando pedimos más policía resulta que ni son suficientes ni llegan rápido, aunque últimamente parece que quieren mejorar la seguridad”, comenta Romani.

A su lado, Akram Younes se hace con un poco de pan para su hijo pequeño. Para él, la verdadera protección es la divina, ya que califica a la terrenal como bastante “débil”. “Estamos bajo la protección de Dios, es Él el que decide y es nuestra mejor seguridad”, afirma.

“¿Sabes qué es lo mejor de todo esto?”, comenta Salib, sentado y pendiente por una parte a las preguntas y por otra a la gente que pasa, pues se cuida de vigilar su pasadizo, su negocio, toda su vida de “fanáticos violentos”. “Lo mejor es saber  que la gran mayoría de los musulmanes normales, moderados y verdaderos creyentes están con nosotros. Todos formamos parte de esta tela que compone el tejido de Egipto, nuestro pueblo. Todos somos egipcios por encima de religiones y los verdaderos patriotas no quieren que muera uno de los suyos. Por ello, los musulmanes moderamos, que son la mayoría, sienten la muerte de un cristiano como si ellos fueran también cristianos y así nos lo muestran”.

Palabras que apoya Romani: “Los violentos se desenmascaran solos y esto nos ha ayudado a no ser una minoría en Egipto. Formamos parte de la mayoría respetuosa y creyente y esto nos hace más fuertes”.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Amor: el tabú

'Desayuno con diamantes'
Hoy me preguntaba una amiga sobre qué era lo más complicado a lo que me tenía que acostumbrar en Egipto. Hay varias respuestas a esto. La propia forma de vida, el peso de la familia cuando llegas de una sociedad más independiente, la violencia fanática que se intenta imponer a una gran mayoría cansada que quiere vivir en paz, la pobreza que lleva a niños y ancianos con la cara sucia a intentar venderte un paquete de pañuelos, la religión omnipresente, la vida de muchas mujeres, la nula reglamentación en negocios, precios o conducción... 

Pero si alguien lee estas líneas y quiere que me detenga en estos puntos tendrá que esperar a siguientes posts. Porque una de las cosas que más me está costando digerir es algo tan etéreo y tan poco comentado como la forma de vivir el amor. 

Me explico. Me encuentro en esa fase a la que psicólogos como el estadounidense Robert Sternberg -esta gente siempre es muy dada a poner nombre a todo-, llama 'amor romántico', es decir, ese momento edulcorante, bobo, cegador y rápidamente pasajero que vive toda pareja al principio de la relación.

Es también esa etapa que todos intentamos alargar sin éxito y a la que pronto la sustituyen vacíos comunicativos sazonados con preguntas al estilo: '¿Qué hay en la tele?', '¿qué hay para comer?' o 'necesito comprar ropa, a ver si salimos a dar una vuelta' (añadan ustedes las que quieran); la pronta necesidad de estar con los amigos para no aburrirte como una ostra y la cada vez más agobiante sensación de que cada vez se hacen menos cosas juntos (o por lo menos se piensa con nostalgia que 'ya no es como antes').

Antes de llegar a estos momentos de cariño e intimidad sin pasión, en la fase de ese 'amor romántico' uno se encuentra con un beso inesperado en un lugar inesperado, con la suave caricia en una rodilla, en la mano, en el cuello, leve pero que indica que estás ahí, que estás por la otra persona. Pequeños gestos que a una, con mucho cine a sus espaldas y con un toque ñoño que reluce alguna vez -cada vez menos, eso sí- hacen que le den vida a la relación. Esto, claro, si no vives en Egipto.

Cuando ves a las jóvenes parejas egipcias o vives una relación aquí, esos momentos que dan vidilla a esa fase tonta tienen que ser de puertas para dentro. Y a veces esto le quita la gracia, la sorpresa y el ánimo. Muchos me dicen a esto que todo amor es privado, cierto, no hablo de practicar sexo en plena calle, pero que lleves meses sin ver a tu pareja y que cuando está delante de ti te dé un formal apretón de manos o un volátil beso mejillero hace que se caiga el alma a los pies a los que estamos en fase boba.

Y a todo ello me viene recurrente la frase de John Lennon: "Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día".

Mientras que es mejor que la mujer no vaya enseñando hombros -uys, qué malo- o que un simple contacto puede convertirte a vista de los demás en una vulgar prostituta mientras tu pareja cae en la vergüenza extrema que da tal 'aberrante' gesto del beso en la calle; nadie se plantea que sean más duras las leyes escritas y morales sobre dejar de matarse en nombre de un líder, una secta o un Dios; que muchos se casen jóvenes con mujeres a las que no han conseguido ver la cara por completo mientras su edad les pide sexo y su corazón anhela, con suerte, una vida feliz con la completa desconocida o que sea imposible celebrar una velada romántica en un bonito hotel si no llevas el papel de casado pegado a la frente.

Pasemos a la parte más seria



Egipto no es el único país con este tipo de tabúes. La semana pasada muchos medios informaban sobre un hecho 'espeluznante'. Dos menores -chico y chica, porque si encima hay una muestra de afecto entre homosexuales pobre de ti- se besaban a la puerta de su instituto. Tal insulto a la moral de muchos que parece no se comen una rosca llevó a denunciar a los jóvenes.

La represión sexual me enturbia en entendimiento. Ver el amor y el sexo, necesidades de todo ser vivo, como algo tan limitado a mi entender no lo hace más o menos respetable, algo que va en las personas, sino que hace que las necesidades se consuman de otras formas. Y algunas son extremas. Éstas llevan el nombre del sufrimiento pasado por Yasmine el Baramawy (ver vídeo), Lara Logan o Mona Elthawy. Incluso se puede ver en películas egipcias como 'El Cairo 678' o 'Mujeres de El Cairo'. La violencia contra la mujer, los abusos hacia ellas tendría que ser el gran tema a debate y no si te das un beso en plena calle. 

Es curioso que muchos de los países más puritanos sean donde más se comenten estos actos. En Egipto, según los datos del Centro Egipcio para los Derechos de las Mujeres, "en 2008, el 83% de las mujeres confesaba haber sufrido algún tipo de abuso sexual y el 62% de los hombres admitía haber cometido alguno". Y gentuza como el clérigo Abú Islam, diciendo a los medios que "las mujeres que van a las protestar en Tahrir son prostitutas que buscan ser violadas”, tendrían que ser los actos reprobables y condenados, no sólo por ley, sino también por moral. 

lunes, 7 de octubre de 2013

Celebración teñida de sangre

Ayer Egipto celebraba un año más su 6 de octubre de 1973, año en el que una guerra era el principio de la consecución de lo que habían perdido en otra a manos de Israel: la península del Sinaí. Cierto que la guerra la perdieron, pero el refrán dice que 'no es como empieza el partido, sino como acaba' y para los egipcios es una victoria en toda regla. Pero además, ayer se volvía a demostrar el apoyo al ejército de hoy en día, en una nueva muestra de esa división social que, lástima para los más agoreros, no tiene pinta de terminar ni en guerra civil ni en nada por el estilo. ¿Quieren saber más? Les dejo mi artículo publicado en la edición de hoy del periódico mexicano 'EL INFORMADOR'.

Entrada en la plaza Tahrir
EL CAIRO.- “No van a dejarnos en paz ni quieren que Egipto se recupere”, dice un serio Mohamed Bakr, de 31 años y guía egipcio de habla hispana, cuando escucha por la radio la última cifra de muertos del domingo en El Cairo y pueblos de alrededor. En total son 44 muertos y 209 heridos según las autoridades: 25 decesos en El Cairo—entre enfrentamientos entre los pro y contra Mohamed Morsi—, 15 en Giza y el resto dispersados en otros puntos del país.

Ayer domingo fue un día especial para Egipto: el 40 aniversario de la guerra delYomKipur.Un 6 de octubre de 1973 Egipto y Siria se unían para arrebatar a Israel lo que antes éstos habían conseguido por las armas en el conflicto de 1967, los Altos del Golán y la Península del Sinaí.

Los libros de Historia recuerdan que tras el ataque inicial el día de la fiesta más sagrada para los hebreos, el YomKipur, Israel supo reponerse y repeler dicho ataque en la que fue la última gran guerra contra sus  vecinos árabes. En aquellos momentos, y bajo mando de Anuar el Sadat, Egipto recuperó apenas 10 kilómetros con el uso de la fuerza. La victoria llegaría años después, mediante acuerdos de paz que le  llevaron a recuperar la península entera. Los Altos del Golán no corrieron la misma suerte.

Desde entonces, el gran país árabe celebra y glorifica la victoria de su Ejército y lo que es más importante, “el orgullo como país”, recuerda un veterano copto de aquellos años. Pero ayer, mientras las banderas rojas, blancas y negras competían en edificios y coches por ser las más grandes y bonitas, se celebró otra “lucha”.
Esta vez interna, la que más puede doler a un país profundamente nacionalista como es Egipto.

Ayer, niños y mayores lucieron la cara con los colores nacionales en una deshilvanada cola a la única
entrada a la famosa plaza de Tahrir. El resto de accesos fueron cercados por tanques y espinos del Ejército, y para entrar desde una estrecha calle los habitantes fueron revisados para que no haya más disturbios.

Dentro, el recuerdo de la victoria se mezcla con el del derrocamiento del Hermano Musulmán, Mohamed Morsi el 3 de julio. Los allí concentrados, que a media tarde ya llenaban la inmensa plaza, se abalanzaron a los micrófonos de medios extranjeros, volviendo a explicar que no fue un golpe de Estado, sino un golpe civil contra un gobierno antidemocrático.

“Yo soy profundamente religioso”, comenta orgulloso Mahmoud Mohamed, un señor con chilaba gris y turbante blanco de 69 años. “Los egipcios somos un mismo cuerpo y como musulmán respeto todas las religiones, pero con los Hermanos Musulmanes en el poder ellos, que dicen ser verdaderos musulmanes,
no respetaron nada y nos enfrentaron unos a otros, por eso estoy aquí, para celebrar que nuestro Ejército nos devolvió el honor en el 73 y lo ha vuelto a hacer ahora”.

Los Hermanos Musulmanes no claudican

Manifestación de los HHMM
ELCAIRO.-Y mientras había fiesta entre tanques, los Hermanos Musulmanes cumplieron su promesa de salir a la calle. A primera hora de la mañana se concentraban pequeñas manifestaciones de unas 200 personas que clamaban por sus hermanos muertos, mientras gritaban a cualquier extranjero con cámara de fotos.

Fue más entrada la noche cuando estasmanifestaciones se convirtieron en violencia principalmente en la plaza de Ramsis, ante la imposibilidad de volver aRabia, la plaza de las acampadas tomada totalmente por el Ejército.

En Ramsis, el humo de neumáticos quemados formando barricadas era visible a distancia. Más de cerca las piedras volando. En total, entodo El Cairo han fallecido 25 personas entre enfrentamientos entre los pro y contra Morsi, aunque el Ejército no para de repetir en las radios nacionales que tiene la situación
controlada.

Al Sisi, el general protagonista tras Sadat de la jornada, respondía a última hora de la noche veladamente.
“El Ejército es como las pirámides, no se rompe, no se divide y aguanta como ellas. Los soldados podemos morir, pero no lloren por nosotros, lo hacemos felices porque sabemos que el pueblo egipcio nos apoya. Nosotros defenderemos los derechos de nuestro pueblo”. Sus últimas palabras, en referencia a los
mártires del 73 y el agradecimiento a los países que les apoyaron. “Nunca olvidamos a los que nos apoyan ni a los que están contra nosotros. Egipto dará cuenta de todos ellos”.

CRÓNICA: "Me sentía como en una pesadilla"

Mujer ofreciendo flores a los soldados
Difícil encontrar en Tahrir, o en los alrededores del Palacio Presidencial, donde también transcurre el
otro gran epicentro festivo, una opinión diferente. Portando una foto de Al Sisi (jefe de las Fuerzas Armadas
de Egipto) en el que se le compara con Nasser o Sadat, unodelos souvenirsmás cotizados hoy por las calles de El Cairo, Louis Asis Tadrus, veterano de la guerra del 73, enseña a todos los que pasan una fotocopia que recuerda su paso por la guerra que hoy se celebra.

Louis se encontraba en la frontera con Israel cuando estalló el conflicto. Tenía 20 años. “Ahora vengo aquí a celebrar mi fiesta con mi pueblo. Fue la mejor guerra del


mundo”, grita. “El Sinaí es parte de mi cuerpo y mi sangre. Medieron dos balazos allí, pero estoy orgulloso, recuperamos no sólo la tierra que nos quitaron, sino el orgullo”, explica.

“El año pasado no vine a esta plaza como tantos otros porqueno lo sentíacomoel país por el que me había jugado la vida. En 1973 fue un musulmán egipcio el queme salvó la vida. Por aquel entonces no había distinción por religiones. Morsi nos hizo sentir a los coptos como si no fuéramos del país, por lo queme sentí profundamente triste y dolido, era una pesadilla ser cristiano. Hoy celebro que esta pesadilla ha terminado”, analiza Louis. Cerca de él, un pequeño tumulto se lanza a por una hojas: es un llamamiento que pide que Al Sisi que se presente a las elecciones generales del próximo año.

Si hay algo que llama profundamente la atención es la abrumadora mayoría de mujeres que abarrotan
el Tahrir. Son ellas las que llevan las voz cantante con lemascomo“Misr, Misr” (Egipto,Egipto) o “Egipto es un sociedad civil sin divisiones, no una sociedad fundamentalista islámica”.

Silvia R. Taberné

lunes, 30 de septiembre de 2013

Pero.., ¿y qué piensan los egipcios? (1)

Esta pregunta me la he hecho constantemente en los últimos dos años y medio. Durante este tiempo, al examinar los medios, ir a conferencias o leer comentarios en internet, he podido saber qué piensan a expertos y pseudoexpertos, periodistas y pseudoperiodistas, opiniólogos que lo mismo gritan sus ideas sobre la actualidad egipcia que sobre el último partido del Madrid-Barça.

 Sin embargo, lo que a mí me ha faltado es una lectura donde los protagonistas sean los egipcios de a pie, esos que han vivido y participado en los sucesos, esos que no han protagonizado ninguna foto ni forman parte de ninguna organización, pero que sin los que no se hubiera llegado a nada. Más pendientes del morbo, de estar durante horas a pie de una mezquita donde los de dentro y los de fuera disparan, de donde se sabe que no van a conseguir ni cifras, ni datos veraces de nadie, pero sí ‘con un poco de suerte’ una imagen con más sangre, con más morbo, con más lloros que la del día anterior, se olvidaron de sacar cinco minutos para contestar dos viejas e incaducas preguntas: qué y por qué.

 Así que me he aprovechado 'vilmente' de los egipcios y españoles que han vivido todo ello para que me comenten qué ha pasado. Aviso para el que no quiera seguir leyendo. A pesar de hablar con más de 10 personas y buscarlos adrede,  no he encontrado a nadie conteste a mis preguntas y rompa una lanza a favor de los Hermanos Musulmanes. Por supuesto cada uno cuenta la película como lo ha vivido, por lo que esto no es un ‘reflejo de la sociedad egipcia’, ni nada por el estilo, solo las respuestas a ciertas preguntas que personalmente me hacía. E irán en dos post, ya que tengo contestaciones tan largas como interesantes.

Los antecedentes: Mubarak vs. Morsi

De los 51 millones de egipcios llamados a votar a mediados de junio de 2012 en sus primeras elecciones democráticas votó, según la Junta Electoral, un total de 26.420.763. De 13 candidatos que se presentaron en la primera vuelta, fueron los dos con más votos, el candidato representante del régimen de Mubarak, Ahmed Shafiq, y el de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, los que se enfrentaron en la segunda y definitiva vuelta. Entre algunas denuncias de amaños electorales, compras de votos,  muertos que participaban y tardanza a la hora de saber los resultados, al final Morsi lograba una doblemente histórica victoria: con un 51,73% de los votos (13.230.131), contra el 48,27% de los votos (12.347.380) conseguidos por el general y ex primer ministro Ahmed Shafiq, Morsi conseguía aupar a la Hermandad de la clandestinidad más o menos tolerada a la presidencia del país y era el primer presidente elegido democráticamente.

Pero un año después de que Morsi asegurase ser “el presidente de todos los egipcios” ni imponer un ideario islamista, parece que no consiguió su objetivo. “Uno de los principales problemas es que prácticamente no hay diferencias entre el gobierno de Mubarak y el de Morsi”, explica Mohamed Bakr, cairota y guía turístico.

Mahmoud Yacoub, estudiante de Filología Hispánica, concreta más: “Basta decir que el primer gobierno formado en la era de Morsi incluía muchos rostros del partido de Mubarak, ese mal llamado Partido Nacional Democrático, y además, cuando hizo remodelación de gobierno, trajo personajes que no han logrado hacer ningún desarrollo favorable en la vida cotidiana del ciudadano”. Entre ellos, cabe destacar Ahmed Zaki Abdeen ministro de Desarrollo local y Mahmoud Balbaa ministro de Energía y Electricidad. Además, Yacoub y otros participantes en las manifestaciones del 25 de enero recuerdan la absolución de seis de los ex altos cargos policiales directamente relacionados con la represión a los participantes en aquellas fechas, así como los ‘delitos prescritos por corrupción’ de los hijos de Mubarak, Alaa y Gamal.

Problemas que siguen sin solución

“Sabíamos que Morsi o cualquier otro que saliera como presidente no tendría una varita mágica para solucionar todos los problemas del país”, relata Semsem Español, también implicada en el sector turístico como miles de egipcios. Tanto ella como Mohamed Bakr llegan a la misma lista de problemas: “Los problemas con Morsi aumentaron. Seguían las protestas tras sus decisiones legales, como por ejemplo tras la nueva Constitución, y la seguridad fue a peor. La situación económica es desastrosa y esto también tiene que ver con la seguridad y la estabilidad. Muchos egipcios trabajan en el sector turístico y la falta de estos factores han hecho que miles de familias no tengan para comer, las agencias turísticas cierren o estén en peligro de ello. Y además siguen los problemas de gas y electricidad”, añade.

El peligro del colapso y bancarrota económico no es el único que sigue atenazando Egipto. Muchos esperaban ese pacto entre todos los agentes y partidos para salir adelante, los mismos que ahora  acusan a Morsi de apropiarse de más poder del que le correspondía. “Los principales fracasos de esta etapa sólo se pueden definir como escandalosos y vergonzosos. Desde el principio ha buscado amasar el máximo poder ejecutivo, legislativo y judicial en sus manos. Entre ellos los más notables es el decretazo del 22 de noviembre de 2012 [por el que Morsi se concedía plena inmunidad y capacidad de hacer y deshacer ‘por el bien del país’, cosa bastante vaga]; también está el tema de su papel bastante nulo respecto a la causa del Nilo con Etiopia… pero el fracaso más desastroso es dejar el  país dividido, lo que NUNCA ha sucedido desde la unificación de Egipto. Y por si eso fuera poco, ha utilizado la religión para hacer esta división”, señala tajante Yacoub. Tampoco se olvidan muchos de comentar la nueva Constitución, aprobada sólo por un 33% de los egipcios y con "muchos artículos que dejan lugar a varias interpretaciones".

A todo esto Mohamed Maher, también estudiante de español, añade un “retroceso en algunos logros en tema de derechos humanos”, entre los que se puede destacar nuevas restricciones laborales para las mujeres.



En el próximo post hablaremos sobre el papel del ejército y qué se puede esperar de los próximos comicios en Egipto.