Egipto: Mucho más que faraones

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lunes, 7 de octubre de 2013

Celebración teñida de sangre

Ayer Egipto celebraba un año más su 6 de octubre de 1973, año en el que una guerra era el principio de la consecución de lo que habían perdido en otra a manos de Israel: la península del Sinaí. Cierto que la guerra la perdieron, pero el refrán dice que 'no es como empieza el partido, sino como acaba' y para los egipcios es una victoria en toda regla. Pero además, ayer se volvía a demostrar el apoyo al ejército de hoy en día, en una nueva muestra de esa división social que, lástima para los más agoreros, no tiene pinta de terminar ni en guerra civil ni en nada por el estilo. ¿Quieren saber más? Les dejo mi artículo publicado en la edición de hoy del periódico mexicano 'EL INFORMADOR'.

Entrada en la plaza Tahrir
EL CAIRO.- “No van a dejarnos en paz ni quieren que Egipto se recupere”, dice un serio Mohamed Bakr, de 31 años y guía egipcio de habla hispana, cuando escucha por la radio la última cifra de muertos del domingo en El Cairo y pueblos de alrededor. En total son 44 muertos y 209 heridos según las autoridades: 25 decesos en El Cairo—entre enfrentamientos entre los pro y contra Mohamed Morsi—, 15 en Giza y el resto dispersados en otros puntos del país.

Ayer domingo fue un día especial para Egipto: el 40 aniversario de la guerra delYomKipur.Un 6 de octubre de 1973 Egipto y Siria se unían para arrebatar a Israel lo que antes éstos habían conseguido por las armas en el conflicto de 1967, los Altos del Golán y la Península del Sinaí.

Los libros de Historia recuerdan que tras el ataque inicial el día de la fiesta más sagrada para los hebreos, el YomKipur, Israel supo reponerse y repeler dicho ataque en la que fue la última gran guerra contra sus  vecinos árabes. En aquellos momentos, y bajo mando de Anuar el Sadat, Egipto recuperó apenas 10 kilómetros con el uso de la fuerza. La victoria llegaría años después, mediante acuerdos de paz que le  llevaron a recuperar la península entera. Los Altos del Golán no corrieron la misma suerte.

Desde entonces, el gran país árabe celebra y glorifica la victoria de su Ejército y lo que es más importante, “el orgullo como país”, recuerda un veterano copto de aquellos años. Pero ayer, mientras las banderas rojas, blancas y negras competían en edificios y coches por ser las más grandes y bonitas, se celebró otra “lucha”.
Esta vez interna, la que más puede doler a un país profundamente nacionalista como es Egipto.

Ayer, niños y mayores lucieron la cara con los colores nacionales en una deshilvanada cola a la única
entrada a la famosa plaza de Tahrir. El resto de accesos fueron cercados por tanques y espinos del Ejército, y para entrar desde una estrecha calle los habitantes fueron revisados para que no haya más disturbios.

Dentro, el recuerdo de la victoria se mezcla con el del derrocamiento del Hermano Musulmán, Mohamed Morsi el 3 de julio. Los allí concentrados, que a media tarde ya llenaban la inmensa plaza, se abalanzaron a los micrófonos de medios extranjeros, volviendo a explicar que no fue un golpe de Estado, sino un golpe civil contra un gobierno antidemocrático.

“Yo soy profundamente religioso”, comenta orgulloso Mahmoud Mohamed, un señor con chilaba gris y turbante blanco de 69 años. “Los egipcios somos un mismo cuerpo y como musulmán respeto todas las religiones, pero con los Hermanos Musulmanes en el poder ellos, que dicen ser verdaderos musulmanes,
no respetaron nada y nos enfrentaron unos a otros, por eso estoy aquí, para celebrar que nuestro Ejército nos devolvió el honor en el 73 y lo ha vuelto a hacer ahora”.

Los Hermanos Musulmanes no claudican

Manifestación de los HHMM
ELCAIRO.-Y mientras había fiesta entre tanques, los Hermanos Musulmanes cumplieron su promesa de salir a la calle. A primera hora de la mañana se concentraban pequeñas manifestaciones de unas 200 personas que clamaban por sus hermanos muertos, mientras gritaban a cualquier extranjero con cámara de fotos.

Fue más entrada la noche cuando estasmanifestaciones se convirtieron en violencia principalmente en la plaza de Ramsis, ante la imposibilidad de volver aRabia, la plaza de las acampadas tomada totalmente por el Ejército.

En Ramsis, el humo de neumáticos quemados formando barricadas era visible a distancia. Más de cerca las piedras volando. En total, entodo El Cairo han fallecido 25 personas entre enfrentamientos entre los pro y contra Morsi, aunque el Ejército no para de repetir en las radios nacionales que tiene la situación
controlada.

Al Sisi, el general protagonista tras Sadat de la jornada, respondía a última hora de la noche veladamente.
“El Ejército es como las pirámides, no se rompe, no se divide y aguanta como ellas. Los soldados podemos morir, pero no lloren por nosotros, lo hacemos felices porque sabemos que el pueblo egipcio nos apoya. Nosotros defenderemos los derechos de nuestro pueblo”. Sus últimas palabras, en referencia a los
mártires del 73 y el agradecimiento a los países que les apoyaron. “Nunca olvidamos a los que nos apoyan ni a los que están contra nosotros. Egipto dará cuenta de todos ellos”.

CRÓNICA: "Me sentía como en una pesadilla"

Mujer ofreciendo flores a los soldados
Difícil encontrar en Tahrir, o en los alrededores del Palacio Presidencial, donde también transcurre el
otro gran epicentro festivo, una opinión diferente. Portando una foto de Al Sisi (jefe de las Fuerzas Armadas
de Egipto) en el que se le compara con Nasser o Sadat, unodelos souvenirsmás cotizados hoy por las calles de El Cairo, Louis Asis Tadrus, veterano de la guerra del 73, enseña a todos los que pasan una fotocopia que recuerda su paso por la guerra que hoy se celebra.

Louis se encontraba en la frontera con Israel cuando estalló el conflicto. Tenía 20 años. “Ahora vengo aquí a celebrar mi fiesta con mi pueblo. Fue la mejor guerra del


mundo”, grita. “El Sinaí es parte de mi cuerpo y mi sangre. Medieron dos balazos allí, pero estoy orgulloso, recuperamos no sólo la tierra que nos quitaron, sino el orgullo”, explica.

“El año pasado no vine a esta plaza como tantos otros porqueno lo sentíacomoel país por el que me había jugado la vida. En 1973 fue un musulmán egipcio el queme salvó la vida. Por aquel entonces no había distinción por religiones. Morsi nos hizo sentir a los coptos como si no fuéramos del país, por lo queme sentí profundamente triste y dolido, era una pesadilla ser cristiano. Hoy celebro que esta pesadilla ha terminado”, analiza Louis. Cerca de él, un pequeño tumulto se lanza a por una hojas: es un llamamiento que pide que Al Sisi que se presente a las elecciones generales del próximo año.

Si hay algo que llama profundamente la atención es la abrumadora mayoría de mujeres que abarrotan
el Tahrir. Son ellas las que llevan las voz cantante con lemascomo“Misr, Misr” (Egipto,Egipto) o “Egipto es un sociedad civil sin divisiones, no una sociedad fundamentalista islámica”.

Silvia R. Taberné

1 comentario:

  1. Tu estancia en Egipto promete. En una semana salta a la vista.
    Lo que se ha perdido la prensa nacional española contigo...

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