Egipto: Mucho más que faraones

Silvia Rubio's Slidely by Slidely - Slideshow maker

miércoles, 23 de octubre de 2013

Amor: el tabú

'Desayuno con diamantes'
Hoy me preguntaba una amiga sobre qué era lo más complicado a lo que me tenía que acostumbrar en Egipto. Hay varias respuestas a esto. La propia forma de vida, el peso de la familia cuando llegas de una sociedad más independiente, la violencia fanática que se intenta imponer a una gran mayoría cansada que quiere vivir en paz, la pobreza que lleva a niños y ancianos con la cara sucia a intentar venderte un paquete de pañuelos, la religión omnipresente, la vida de muchas mujeres, la nula reglamentación en negocios, precios o conducción... 

Pero si alguien lee estas líneas y quiere que me detenga en estos puntos tendrá que esperar a siguientes posts. Porque una de las cosas que más me está costando digerir es algo tan etéreo y tan poco comentado como la forma de vivir el amor. 

Me explico. Me encuentro en esa fase a la que psicólogos como el estadounidense Robert Sternberg -esta gente siempre es muy dada a poner nombre a todo-, llama 'amor romántico', es decir, ese momento edulcorante, bobo, cegador y rápidamente pasajero que vive toda pareja al principio de la relación.

Es también esa etapa que todos intentamos alargar sin éxito y a la que pronto la sustituyen vacíos comunicativos sazonados con preguntas al estilo: '¿Qué hay en la tele?', '¿qué hay para comer?' o 'necesito comprar ropa, a ver si salimos a dar una vuelta' (añadan ustedes las que quieran); la pronta necesidad de estar con los amigos para no aburrirte como una ostra y la cada vez más agobiante sensación de que cada vez se hacen menos cosas juntos (o por lo menos se piensa con nostalgia que 'ya no es como antes').

Antes de llegar a estos momentos de cariño e intimidad sin pasión, en la fase de ese 'amor romántico' uno se encuentra con un beso inesperado en un lugar inesperado, con la suave caricia en una rodilla, en la mano, en el cuello, leve pero que indica que estás ahí, que estás por la otra persona. Pequeños gestos que a una, con mucho cine a sus espaldas y con un toque ñoño que reluce alguna vez -cada vez menos, eso sí- hacen que le den vida a la relación. Esto, claro, si no vives en Egipto.

Cuando ves a las jóvenes parejas egipcias o vives una relación aquí, esos momentos que dan vidilla a esa fase tonta tienen que ser de puertas para dentro. Y a veces esto le quita la gracia, la sorpresa y el ánimo. Muchos me dicen a esto que todo amor es privado, cierto, no hablo de practicar sexo en plena calle, pero que lleves meses sin ver a tu pareja y que cuando está delante de ti te dé un formal apretón de manos o un volátil beso mejillero hace que se caiga el alma a los pies a los que estamos en fase boba.

Y a todo ello me viene recurrente la frase de John Lennon: "Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día".

Mientras que es mejor que la mujer no vaya enseñando hombros -uys, qué malo- o que un simple contacto puede convertirte a vista de los demás en una vulgar prostituta mientras tu pareja cae en la vergüenza extrema que da tal 'aberrante' gesto del beso en la calle; nadie se plantea que sean más duras las leyes escritas y morales sobre dejar de matarse en nombre de un líder, una secta o un Dios; que muchos se casen jóvenes con mujeres a las que no han conseguido ver la cara por completo mientras su edad les pide sexo y su corazón anhela, con suerte, una vida feliz con la completa desconocida o que sea imposible celebrar una velada romántica en un bonito hotel si no llevas el papel de casado pegado a la frente.

Pasemos a la parte más seria



Egipto no es el único país con este tipo de tabúes. La semana pasada muchos medios informaban sobre un hecho 'espeluznante'. Dos menores -chico y chica, porque si encima hay una muestra de afecto entre homosexuales pobre de ti- se besaban a la puerta de su instituto. Tal insulto a la moral de muchos que parece no se comen una rosca llevó a denunciar a los jóvenes.

La represión sexual me enturbia en entendimiento. Ver el amor y el sexo, necesidades de todo ser vivo, como algo tan limitado a mi entender no lo hace más o menos respetable, algo que va en las personas, sino que hace que las necesidades se consuman de otras formas. Y algunas son extremas. Éstas llevan el nombre del sufrimiento pasado por Yasmine el Baramawy (ver vídeo), Lara Logan o Mona Elthawy. Incluso se puede ver en películas egipcias como 'El Cairo 678' o 'Mujeres de El Cairo'. La violencia contra la mujer, los abusos hacia ellas tendría que ser el gran tema a debate y no si te das un beso en plena calle. 

Es curioso que muchos de los países más puritanos sean donde más se comenten estos actos. En Egipto, según los datos del Centro Egipcio para los Derechos de las Mujeres, "en 2008, el 83% de las mujeres confesaba haber sufrido algún tipo de abuso sexual y el 62% de los hombres admitía haber cometido alguno". Y gentuza como el clérigo Abú Islam, diciendo a los medios que "las mujeres que van a las protestar en Tahrir son prostitutas que buscan ser violadas”, tendrían que ser los actos reprobables y condenados, no sólo por ley, sino también por moral. 

3 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada, me he metido por curiosidad y aunque sea difícil la experiencia seguro que te sirve para ser más firme en tus convicciones y abrirte a los demás. ¡¡Qué alegría!! Seguro que te está sirviendo para madurar. Luis Casas

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  2. Ainsss, la fase boba.... Hazla valer hermanita que esa se va y no vuelve. Jejeje.

    Un besazo.

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  3. Ana Martín Magaña27 de octubre de 2013, 0:43

    Madre mia, reprimidos de mierda, incapaces emocionales, envidiosos. Todo el mundo deberia poder expresar lo bonito q siente y el cariño sea donde sea y en vez de eso tales muestran se castigan. Lo aberrante de eso luego se traduce en hechos aberrantes como los abusos y en contribuir a gente mas tarada aun, ¿pero eso a quien le importa? pensarán. Y al Abú Islam ese le daba yo a probar de su propia medicina a ver q le parecía al cabrón (y perdon por la palabra pero no encontraba otra tan explicativa). Me parece interesante esta entrada, bravo, y me da pena y me indigna a la vez.

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