Aunque es poco amigo de las declaraciones a la prensa, esta
semana Abdel Fatah Al-Sisi -idolatrado
para muchos al quitar del poder a Morsi, vilipendiado por aquellos que apoyan
al ex presidente de la Cofradía Musulmana- ha entrado de lleno en el debate
constitucional.
A tres días del referéndum, Al Sisi pedía un apoyo masivo “a
la nueva Constitución, el primer paso de la hoja de ruta marcada para devolver
la tranquilidad y democracia al país”; apoyo que si realmente resulta
mayoritario podría ser la última hoja a favor de la margarita que deshoja el
general para presentarse a las elecciones presidenciales.
Hoy, a las puertas de los colegios electorales y entre
soldados apostados con metralleta y policías que cacheaban a todo aquel que
quería ejercer su derecho a voto, no sólo se decidía sobre la Constitución,
para muchos un paso secundario en su idea del futuro egipcio. Hoy simplemente
se presenciaba un nuevo pulso entre simpatizantes de los Hermanos Musulmanes o
de Al Sisi.
A las 9 de la mañana las colas de muchos colegios daban la
vuelta a la manzana. La amenaza de multa por no ir a votar y las facilidades
para hacerlo –como el metro gratis durante las dos jornadas- se alejaba de las
imágenes de hace un año, cuando sólo acudió un 32,9% a la votación de la
constitución de la Hermandad, de los que un 68% mostró su acuerdo.
En esta ocasión 53 millones de egipcios están llamados a las
urnas en dos jornadas que contarán con más de 36.000 efectivos, entre policía y
ejército, desplegados para “ocuparse de la seguridad de los votantes”; algo que
no ha impedido la muerte de 11 personas, entre ellos un niño de 14 años, a lo
largo del país entre choques con la policía, votantes ametrallados y dos por
causas naturales.
Muchos de ellos no se han olvidado en casa las canciones que
inundan televisiones públicas y radios loando las bondades del ejército.
Tampoco los carteles que comparan a Al Sisi con el mítico Nasser o el asesinado
Sadat.
“Estoy aquí para apoyar a la Constitución y para apoyar a Al
Sisi. Voto a favor de la Constitución, a favor de la estabilidad de mi país y
el amor a mi patria”, gritaba Mohamed Galal, de 45 años a las puertas de uno de
los colegios de barrio de la Isla de Roda, en la Cornisa del Nilo. Ataviado con
su bata de carnicero, encima de un taburete y coreado por decenas de votantes
no para de animar a la gente al grito de ‘Al Sisi presidente’.
Gamal se sincera contando que no ha leído la Constitución
porque es analfabeto, pero que no se ha perdido programa que hable y explique
sus artículos. Pero el no saber leer, como le sucede a no pocos egipcios, no es
según explica Gamal un impedimento para tener una visión clara en un país
tremendamente politizado. “Yo apoyo a mi ejército, ese en el que he servido yo,
antes mi abuelo y mi padre, y en el que lo hará mi hijo. Es el ejército el que
está aquí o en el Sinaí luchando contra los terroristas y arriesgándose cuando
los Hermanos Criminales [se refiere a los Hermanos Musulmanes] ponen como hoy
bombas en los colegios”, señala.
La primera bomba de la que habla se producía poco antes de
la apertura de la jornada delante de uno de los tribunales de justicia del
distrito de Giza. A ella seguirían desactivaciones de más bombas en el Delta
del Nilo y disturbios por todo el país. “No tenemos nada de miedo, aquí estoy
yo, mis hijos y mis hermanos para dar la última gota de nuestra sangre por
nuestro país”, comenta Marfat Abdalá, de 54 años, a las puertas de uno de los
colegios precisamente de Giza.
Vestida con el clásico niqab negro [prenda con la que sólo
se ven los ojos de la mujer], se le pregunta por el papel del Islam en la
Constitución que hoy se vota. Para los Hermanos Musulmanes, supone un claro
ataque a la religión, ya que muchos de sus puntos se han eliminado o cambiado
sustancialmente. “He leído la Constitución y en sus artículos viene todo lo que
necesitamos. Los derechos de las mujeres, niños y discapacitados. Para el
obrero y el campesino. Y respecto a la religión es todo mentira lo que dicen,
incluso reparten constituciones falsas para equivocar al pueblo. La religión
musulmana está en la Constitución sin necesidad de excluir a nadie, ese es el
verdadero Islam, no el de la violencia. Por ello estoy confiada y tranquila con
esta Constitución”, señala.
Difícil encontrar una voz disonante a las puertas de los
colegios. Muchos de los simpatizantes de la Cofradía islámica han decidido no
acudir a las urnas. Con otros al final ha habido disturbios y lanzamiento de
piedras. Otros tantos lo hacen más por apoyo a Al Sisi que por una Constitución
que muchos reconocen no haber leído, como es el caso de Hoda Mohamed, a la
defensiva con los medios que pasan preguntando por los colegios por si alguno
es de Al Yazeera, cadena señalada como defensora de la Hermandad y que ha
sufrido la detención de varios de sus periodistas, incluido hoy con la
detención de tres.
En Nasser City, cerca de la conocida plaza de Rabaa -donde
se concentraron los HHMM y en la que su desalojo provocó decenas de muertos-
los ánimos están más calmados. Barrio de clase alta, los votantes dicen mostrar
su favor a la nueva Constitución, pues “en general es lo que necesitamos”,
explica Mahmoud, de 52 años. “Es una Constitución liberal e inclusiva para
todos independientemente de religión o sexo”. ¿Pero qué pasa con el poder que
acumula el ejército?, se le pregunta. “Una cosa es clara, Egipto perdió el
miedo. Si en el futuro hay un abuso de poder, otro y por parte de quien sea,
volveremos a luchar, eso es seguro”, afirma.
Cerca, sale con dificultad por las muletas Aldel Mohasen
Abdel Hady, de 60 años, ayudado por su hijo y por un policía apostado a las
puertas del colegio. Tampoco le importa revelar su voto: “He votado que sí
porque este paso representa la salvación de Egipto de toda la mierda que hemos
tenido el año pasado”, dice sin cortarse.
“No me interesa la reconciliación con los Hermanos
Musulmanes, que tanto mal han hecho al país, al pueblo. Yo he sido policía y lo
he sido porque amo a mi país y a mi gente, y esta gente en un año ha destruido
y enfrentado a todos lo que buscan lo mismo. Si te soy sincero, me da igual que
sea Al Sisi u otro el presidente y si hay artículos de la Constitución que no
me gustan seguro que más adelante se podrán cambiar, pero lo importante ahora
es que creo que esto es un paso hacia delante, hacía un futuro mejor”, comenta.